
ARMANDO BRITO

Armando Brito es sobre todo un poeta amigo y cuidador del mundo. Una persona honorable que sabe expresar su sensibilidad única en todo lo que hace, traduciendo sus experiencias en imágenes y esculturas que evocan la risa y el disfrute de la vida.
Nació en Cuernavaca, Morelos, en 1956, sin embargo, su familia es originaria de Guerrero, y ahí es donde obtiene todo el color de la sierra en sus ojos.
Armando Brito comenzó su carrera artística como escritor de carteles e ilustrador de historias para editoriales y poco a poco, a través de la amistad y cursos con artistas como Roger von Gunten, Gilberto Aceves Navarro y Norman Thomas desarrollaron un lenguaje artístico que le valió el reconocimiento del públicos y críticos en nuestro país y en el extranjero; principalmente en los Estados Unidos de California y Delaware, donde ha sido artista residente en varias ocasiones.
En México, su obra ha sido expuesta en museos y galerías de todo el país, incluidos el Museo Franz Mayer, el Museo José Luis Cuevas, el Museo de Arte Contemporáneo Juan Soriano y el Museo Estación Indianilla, donde también participó en la creación del grabado más grande del mundo.
Una persona con mucha conciencia sobre la realidad del mundo, las lagunas e injusticias que existen en la sociedad humana, ha elegido como artista darle la espalda a la incertidumbre y el miedo. Para él, lo importante es buscar en el arte las raíces de cada persona, mirar los momentos de alegría, la vida fugaz que retrata en su familia y amigos, en los animales y en los paisajes que recorren su memoria.
Además de México y Estados Unidos, su trabajo ha sido exhibido en Suiza y se encuentra en colecciones privadas de ese país, los Países Bajos y Canadá, donde siempre es apreciado como embajador de la calidez y el afecto que México despierta en el mundo y representado por Su jovialidad y colorido lo hacen tan especial.